¿Qué ocurriría si cada día al abrir la puerta de casa nos encontrásemos con una hermosa villa del siglo pasado?
Probablemente el primer día nos quedaríamos boquiabiertos y un poco atemorizados ya que de primeras su fachada puede parecer la de una casa fantasmagórica, pero seguramente el segundo, tercero, cuarto e incluso quinto día que abriésemos esa puerta, observaríamos una casa totalmente distinta a la del primer día, distinguiríamos entre una planta rectangular compuesta por tres plantas y una buhardilla, árboles centenarios, un cenador modernista, abundante ornamentación y numerosos detalles que pasaron desapercibidos la primera vez que abrimos la puerta.
Yo, Laura Sanchis, tras haber abierto esa puerta durante 6570 días a lo largo de mi vida, puedo decir que siento cierta admiración por esta edificación: Villa María, una casa modernista semi abandona hasta hace un par de años. Gran culpa de esta admiración la tiene la terraza de mi casa, un lugar bastante acogedor desde el cual observo normalmente la villa.
- ¿Por qué has elegido este lugar?
- ¿Qué te hace sentir a gusto?
Me hace sentir a gusto porque al sentarme en la terraza, puedo observar un paisaje que me transmite la paz y tranquilidad suficiente como para reflexionar. Dado que no hay mucha contaminación acústica, se puede incluso escuchar el canto de algún que otro pájaro, es un lugar único.
- ¿Existe algún elemento disruptor ?
- ¿Crees que te sentirías igual en otro espacio ahora mismo?
- ¿Piensas que las condiciones de este espacio influyen sobre sus ocupantes? Cómo?
- ¿Cambiarias alguna cosa?